Por Rafael Sandoval P. 2011-01-20
Así lo creemos. Primero es necesario conocer la realidad. Nos referimos a la prohibición de las corridas de toros y debemos hacer una serie de consideraciones. La primera que esta región andina hace muchos años los chapetones trajeron toros de lidia; pues su intención era quedarse por estas tierras y las corridas de toros o la presencia de los bueyes bravos eran de su predilección. Por eso los páramos de Pichincha, de Cotopaxi, de Tungurahua, de Chimborazo, especialmente, dieron asidero a la crianza de las reses que, insistimos, vinieron de la península; entre sus principales envíos. Cuanto con esta costumbre y otras cosas trajeron a la virgen América. Hace años, muchísimos años, se presentó en los espíritus de las gentes serranas esta costumbre, la de la crianza de estas reses bravas. Quito, Latacunga, Ambato, Riobamba, siempre tuvieron su plaza de toros. Si vamos a lo nuestro digamos que en todos los ámbitos se criaron toros bravos. En esta ciudad siempre hubo placita de toros y fue Ángel Jaramillo, gran aficionado a lo taurino que a la vez que se hizo cargo de la presidencia del Tennis Club de Latacunga, también en los predios del Club hizo que se construyera una hermosa placita de toros. Luego también debemos citar a la de Tanicuchí, la de Pujilí, de Salcedo, en las que se realizaban importantes festivales. Pero debemos dar relevancia a la feria de Quito, que ha cobrado gran relevancia en las naciones donde la tauromaquia tiene especial asidero. Las ferias taurinas de Ambato, Riobamba con la presencia de los toreros más importantes de España y México debe tomarse muy en cuenta. Estando tan arraigada la cuestión taurina en una importante parte de la ciudadanía de este país creemos que los festivales taurinos no deben entrar a ninguna consulta.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario