lunes, 5 de noviembre de 2007

LA FERIA DE QUITO, AL DETALLE Por Mary del Toral, Quito-Ecuador




Es un hecho que, quién elabora carteles para las ferias; debe sentirse un poco como un árbitro de fútbol, siempre habrá quién se meta con él.

Pero, para eso están y, tienen que apechugar tanto con las alabanzas como con las críticas que les caen, una vez que su trabajo se ve publicado y, pasa a ser motivo de juicio del “respetable”.

Los carteles de la venidera feria de Quito, para la premura con la que fueron hechos, pues, han quedado bastante mejor que lo que nos temíamos, pero; hay que analizarlos, hay que verles lo bueno y lo malo, desmenuzarlos; si cabe la palabra.

Comenzaremos por lo malo que ofrecen, para que cuando terminemos con lo bueno; nos quede un buen sabor de boca.

Es preocupante, por decir lo menos que; de todos los días de corridas, solo se presente una corrida de una misma ganadería; la mayor parte son corridas "parche"; es decir compuestas por dos hierros distintos. Es preocupante por lo que esto podría significar a nivel de ese sector tan importante de la fiesta, el ganadero.

Intranquiliza también la falta de respeto que representa que, a dos matadores de toros y un rejoneador con su correspondiente alternativa, les echen novillos. ¿Se puede hablar de una corrida de toros cuando, el ganado está reseñado como “novillos-toros”?.

Juan Bautista recibió su alternativa en Septiembre de 1999 mientras que, Daniel Luque lo hizo en Mayo del presente año; eso quiere decir que pertenecen al escalafón superior y que, debía de respetárselos, dándoles el derecho de mostrar lo que son capaces de hacer ante toros hechos, no ante novillos-toros que, dejaron de torear cuando subieron de escalón. Si su labor es buena, ya saltará quién la menosprecie por el hecho de no estar enfrentando toros de verdad y, si es mala; se podrá siempre achacar a que no tenían toros para torear.

En el caso de Jao Moura hijo, es irrespetarle únicamente en ese cartel, porque estará actuando con matadores. Al prestarse a torear novilladas mixtas, él sabe bien que el ganado, estará encuadrado en ese nivel.

La selección de los toreros nacionales que no hacen campaña fuera del país, tiene una de cal y otra de arena, se incluye en el festival, al matador que más corridas ha toreado en el país mientras que, para una corrida importante se incluye en el cartel al que menos tardes ha lidiado.

Es más que increíble la ausencia en los carteles de José Tomás que, se sabe está haciendo temporada en América; otra ausencia que sorprende es la de César Jiménez quién, demostró pundonor y hombría de bien, cuando juntamente con “El Fandi”, nos regaló una tarde, pasada por agua y magia el año pasado.

Lo malo podemos dejarlo atrás y, centrarnos en los buenos aspectos que presenta la venidera feria quiteña.

Por fin se ha hecho justicia completa al torero más importante del país en el momento. Guillermo Albán viene y, viene dos tardes, dos tardes importantes, exigentes; tendrá dos carteles que lo pondrán a prueba, dos papeletas duras, difíciles que, viendo lo que ha logrado en España, confiamos podrá cumplir a cabalidad.

Albán está enfrentando el reto con valentía y optimismo, esto es un extracto de sus palabras, con respecto a su contratación para la feria quiteña: “Estoy consciente del compromiso que significan esos dos carteles, pero esa fue una de las peleas en la negociación, torear las corridas estelares, con las máximas figuras, ya que pienso que. eso es positivo para mi carrera y para motivarme a rendir un poco más”.

Se ha hecho justicia a medias con Juan Francisco Hinojosa, quién siendo el torero que más tardes ha toreado en las plazas del país, solo tendrá una corrida, aunque lo veremos dos días puesto que, también formara parte del cartel de ya tradicional, festival de la feria.

Se dirá que el poner a Hinojosa dos tardes, significaba quitarle oportunidad a otros toreros que, también han hecho campaña en las plazas del país. Y, de cierta forma es verdad, aunque; debido a lo poco placeados que llegan a la feria de Quito, su presencia en los carteles atrae poco público y, suele ser, drásticamente inferior a la de sus compañeros de cartel.

Siempre es un aliciente para el gran público la presencia de un rejoneador, la belleza de los caballos, la magia de su doma y, en el presente caso; la vistosidad del rejoneo portugués, tanto en su vestuario como en su toreo propiamente dicho son un adorno que, es y será siempre, un acierto en los carteles.

La Feria está lista, los carteles puestos, la afición dispuesta; que los toros embistan, que los toreros estén por sobre los bureles y que esta feria sea memorable. ¡Olé!.